Época: Mesoamérica
Inicio: Año 1000
Fin: Año 1522

Antecedente:
El periodo Postclásico



Comentario

El pueblo tarasco fijó su primer emplazamiento en Pátzcuaro a inicios del siglo X; su procedencia es desconocida, hasta el punto de que su lengua no está relacionada con ninguna otra de Mesoamérica, pero parece que llegó junto a grupos de habla nahua y con otros chichimecas. Poco después de su establecimiento a orillas del lago Pátzcuaro se trasladaron a Ihuatzio, y de aquí a Tzintzuntzan, que a mediados del siglo XIV llegó a tener 25.000 habitantes, donde establecieron su capital definitiva y forjaron un estado que se extendió sobre unos 65.000 km2.
El estado tarasco estuvo dirigido por un gobierno centralizado en torno a un rey-sumo sacerdote, y fue administrado por una gran variedad de oficiales y gentes de la nobleza que se encargaron de mantener las fronteras territoriales y de recoger las tasas y tributos de los grupos sometidos, según consta en la "Relación de Michoacán". Por debajo de ellos, se situaban los campesinos que mantuvieron esta estructura estatal y los grupos conquistados, que fueron considerados esclavos.

Los principales edificios detectados en los centros tarascos se denominan yácatas, que sirvieron como residencias y templos funerarios de los reyes, y que incluían un santuario dedicado a su principal deidad, Curicaueri. Las yácatas tienen forma rectangular o de T con los extremos redondeados, en cuya parte superior se alternan estructuras circulares con otras rectangulares hasta un total de cinco. Junto a ellas se levantan residencias y palacios, y más allá barrios de especialistas en cerámica, plumería, metalurgia del bronce, cobre y oro y otras de diverso signo.

La estructura del asentamiento de este estado se basó en su capital, Tzintzuntzan, centros de segundo orden algunos de ellos fortificados como Ihuatzio, Patzcuaro, Uruapan y Zacapan, y sobre todo, aldeas y poblados campesinos. Este estado se orientó hacia el norte, en contraposición al azteca que fundamentó su expansionismo en regiones del sur. Ambos mantuvieron relaciones fundamentadas en la guerra desde mediados del siglo XV, que fueron detenidas por los tarascos mediante la construcción de fortificaciones fronterizas, hasta que en 1522 el rey Tangaxoan II permitió la anexión pacífica del estado tarasco a la corona española.